lunes, 24 de diciembre de 2012

poema virtual NACIMIENTOS


 

Nacemos todos
al final de los desiertos de cierto 

en el comedero de los animales
 

Al otro lado del
mar
en las pajas de un establo
nació
 

Lloraba      cuando respiré por primera vez 

una nalgada del médico
y sentí en mi piel
el frío y la violencia de este mundo
 

gritamos    sentimos miedo 
y él
en los brazos de su madre abrigado de amor

 

Cuando nacemos     no todos tienen
la caricia
 el arrullo y la leche

Algunos son abandonados
o muertos antes de conocer la luz

 

Cuando en Belén vino al mundo
ya estábamos muertos

En el ombligo trajimos      la marca del exilio
 

mas él nos dio la vida

 

 

jueves, 6 de diciembre de 2012

El que vagaba por los empedrados callejones



El que vagaba por los empedrados callejones

paseaba su dolor por la ciudad

y anunciaba al mundo su final

De amargo entrecejo     su mano terminaba en una hoz

 

Los sueños olvidó en el calendario

apuntados con bolígrafo azul

Un manchón en las esquinas del mantel hogareño

Huella de tiza borrada tras sus pasos

 

Va resucitando cadáveres   devolviendo la luz a los ojos ciegos

abriendo puertas    haciendo caminar a los cojos

desandando todo    

revertiendo días en noches        y noches en días

 

Lleva su signo por los rústicos callejones de una ciudad portuaria

 
 
 

 

lunes, 3 de diciembre de 2012

la sombra de adán

 

El cielo diáfano de la ciudad cubre las cabezas de todos sus habitantes

Por la calle pasó una sombra

El músico sueña un mundo donde musa y palabras bailan sobre la piel de las muchedumbres

 

La niebla avanza hacia los cerros

Ellos deambulan sedientos   por las calles    Harapos visten su desnudez

Son los héroes de esta guerra interminable

 

Alguien  escondido en la buhardilla

vio pasar su sombra tras la ventana       la noche de año nuevo

 

¿Volverá el poeta alguna vez       a caminar por los cantiles?

Unos versos descansan en su tumba

Le atormentaba el destino de cualquier gaviota

Ahora que ha traspasado la cuarta dimensión  

el sabio contempla en su reloj de arena       las huellas que ha borrado el viento

 

Fueron sus espacios tan virtuales      como sueños de un aparecido

Nada semejante habíase visto

Un pastor guiando las ovejas al despeñadero

Un poeta sembrando palabras en la fosa y

un acantilado reverdeciendo hierba ramoneada por caballos prehistóricos

 

La sombra del Hombre se perdió tras los escaparates